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Todo vuelve


El viento que sopla del sur,
después vendrá desde el norte.

Los trenes de por la mañana
después los coges de vuelta.

Incluso el amor de tu infancia,
vuelve,
inesperadamente a rozar tu vida.

Todo vuelve.

Vuelve el reloj,
 a la misma hora de ayer,
y volverá también mañana.

El agua vuelve al mar, 
y del mar, vuelve a empezar.

Y si coges un camino,
vuelves, 
a Roma otra vez.

Los mosquitos en verano
vuelven también,
aunque  todos los detesten.

Todo vuelve.

Incluso tú, 
que tan alto pareces volar,
siempre vuelves.

Incluso yo,
que tan viva parezco estar,
algún día también volveré.

Todo vuelve,
pero a la vez todo cambia,
muta, 
se disfraza,
nada es igual,
pero vuelve.


Todo vuelve.




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Todo recto, hasta el amanecer.

Si la suerte no viene, habrá que buscarla. Sigo todo recto y a veces me estampo y como un suicida,  lo vuelvo a intentar. Si hasta aquí he llegado, tendré que seguir. Todo recto los dos de la mano, vamos a buscarla  que dicen, que está por aquí. Y cuando la encontremos, sigue todo recto que nos se nos vaya  Corre, todo recto, todo recto hasta el amanecer. (Porque al final siempre sale todo bien.  Y juntos)

Adiós silenciado.

Un recuerdo de una noche de verano  que no quiere dejar de ser. Una foto de un ayer que ya no vuelve,  y que intentamos rescatar a toda costa.  Viejos,      Fuertes                         Y solos.  Dolidos de pasado, ahogándonos en un presente  que no deja paso al futuro.  Pudriéndonos de “quizás”  y atrapados en los “tal vez mañana”  que suenan en bucle                                                       y sin resultado. Rutas en otros mapas,  Sueños en otras camas,  Risas en otras bocas. Almas en otros mundos. Laberintos sin salida  Y una luz sin perspectiva. Un grito al aire,                          Y un adiós que no se escucha.

IN(f)VIERNO

Insomnio  enredado  entre sábanas empapadas de sudor agónico.  Intolerables inviernos  escondidos tras miradas hundidas  en la viscosa tinta de mi bolígrafo azul.  Estrofas modificadas,  tachadas,  subrayadas y vomitadas una y otra,                 y otra vez hasta quedar sumergidas  en una página cualquiera del cuaderno. Paseos  que nunca llegaron a serlo.  Viajes mentales  sin movimiento aparente.  Y, muy de vez en cuando,  si acaso consigo vencer el insomnio agónico de mis sábanas,  acechan, sin piedad, fantasmas de un pasado intenso,  y de algún modo, todavía doloroso. Así, se resume un jodido invierno sin ti.  Y por fin,  Llegó la primavera.